Vean nada más a estas pobres vacas con agujeros en el abdomen, los cuales permiten a los investigadores tener acceso al estómago (a uno de ellos, cuando menos) de las vacas, con el fin de realizar experimentos sobre los procesos digestivos de estos animales. Resulta algo grotesco (o extraño) ver cómo las personas introducen el brazo hasta el codo en estos orificios practicados en sus cuerpos. Ignoro si esto es doloroso para las vacas, y el tipo de complicaciones que puedan sufrir tras estas maniobras pero imagino que no será la cosa más saludable del mundo para estos rumiantes.
